El penúltimo día del mes de noviembre Tino Pons presentó en el pabellón del Maset…
Durante la primera quincena de junio salimos cinco días a visitar el Clot de Burriana. Fue una excursión bastante accidentada: una plaga de mosquitos, el sol quemando la piel, mucho viento… Todo eso nos impidió ver bien el Clot y tuvimos que improvisar.
“Yo fui el primer día. Aparcamos dentro del Clot. Nada más abrir la puerta de la furgoneta ya se metieron los mosquitos. Primero pensé en ver el agua, la vegetación… Pero lo de los mosquitos me sorprendió. Al ver tantos en la furgoneta fue un presagio de lo que pasaría después. A mí me picaron mucho, sobre todo en la cara y en el cuello. A Minerva, que fue quien me llevaba, también” (Emilio).
“Como fui el segundo día no pudimos pasear por el Clot porque el día anterior los mosquitos habían picado a muchos compañeros. Me esperaba algo más porque solo pudimos ver el Clot desde el puente. Me llamó la atención lo sucia que estaba el agua” (Miguel).
“Yo fui el tercer día. Entramos un poco en el Clot y, al ver que había mosquitos, nos dimos la vuelta. Después fuimos a tomar algo a una cafetería y se levantó bastante viento. Comimos en un parque. A pesar del viento lo pasamos bien” (Dori).
“Yo también fui el tercer día, el tercer día de aventuras porque el primero les sorprendieron los mosquitos y la nubosidad; el segundo el calor y el tercero un fuerte viento, pero con cielo gloriosamente despejado. A pesar de las distintas circunstancias, el verdadero protagonista ha sido el compañerismo. Hicimos una parada en un bar, algunos a tomar algo fresquito y otros algo calentito. De ahí fuimos a comer a un parque que estaba enfrente del bar, donde nos cobijó una bonita sombra. Finalizamos nuestra aventura cantando un feliz cumpleaños a un buen compañero, Lorenzo” (Keyla).
“A mí no me picó ningún mosquito, al contrario que a la mayoría de mis compañeros. Y eso que fui el primer día, que fue cuando recorrimos la mitad del Clot” (Rubén).
“Como estábamos en el campo, el paseo era de tierra, piedras y hierbas, con lo cual la silla se desplazaba con un poco más de dificultad. También me llamó la atención que el agua del Clot estaba bastante sucia. Por esos dos motivos, el paseo no me pareció todo lo bonito que podía haber sido” (David Olmedo).
El Equipo del Blog