El lunes 23 de diciembre, en el pasillo de la cristalera, tuvo lugar el recuento…
Cuando era una niña nunca subí en una bici, pero sí en un triciclo. Entonces yo iba en silla manual, por lo que aquel triciclo me hacía sentir más libre.
Cuando llegué al Maset a los diecisiete años, al poco tiempo pasé a tener una silla eléctrica, que me dio también una gran sensación de libertad y, además, independencia personal.
Esa misma sensación de libertad la sentí el pasado miércoles 15 de noviembre cuando me subí por primera vez en una bici eléctrica con Lluna. Al principio, al subir a la plataforma, estaba un poco asustada, pero luego, cuando me pusieron el cinturón, ya me sentí más segura.
Fue una experiencia muy agradable sentir la brisa del mar. Llegamos hasta el pirulí que hay entre el Grao y Benicasim.
María Teresa Alemany