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Con esta bonita imagen de Francisco sosteniendo en brazos a un niño, como quien abraza la ternura, la alegría y el futuro del mundo, nos despedimos con tristeza del Papa Francisco. Sin duda, un hombre bueno y un hombre de Dios. También, con la convicción de que ahora vive, en primera persona, el misterio de la resurrección de Jesús que hoy celebramos.

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