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Jose María y Joan Manuel

«Vivir la Fragilidad es un desafío que no podemos esquivar»

Los últimos años de vida del padre Henri François son el punto de partida de esta obra, pero su eco llega mucho más allá. «Cartas del Padre François» es un alegato sobre la fortaleza que reside en la discapacidad. En cualquiera de sus formas. Un viaje hacia los valores y compromisos que promovió el impulsor de Frater. Y también una invitación a reflexionar sobre la responsabilidad individual, los pequeños logros y el mundo que estamos construyendo a través del testimonio -en forma de cartas- de personas unidas por este movimiento. Joan Manuel Arnau tomó el relevo de padre François como consiliario internacional de Frater. José María Marín ha sido consiliario de Frater España y es miembro de la directiva del Maset de Frater. Entre ambos construyen este relato que intenta acercar la mirada a una figura de referencia (también) en el ámbito social.

  1. El libro presenta la enfermedad y la discapacidad como experiencias desafiantes que lejos de encerrarnos en sus limitaciones son susceptibles de convertirse en motor de desarrollo personal y social, generadoras de progreso y valores. ¿Cómo es posible encajar esta visión en un mundo, como el actual, donde los referentes están vinculados al éxito y la fuerza?

(José María).- Se trata de cambiar la mirada. Todo en nuestro entorno cultural y social, en este nuestro mundo se valora y se difunde para hacernos ver que la historia la escriben los de arriba, los fuertes y los poderosos. Mirar hacia abajo y desde abajo, contemplar a la ciudadanía en su trabajo silencioso y sus valores, puede ayudarnos a cambiar la mirada. Son los pequeños, la gente anónima, los que aman y trabajan cada día de manera limpia y cálida, los que construyen la historia verdaderamente humana y hacen posible un futuro mejor para todos.

El escritor uruguayo Eduardo Galeano dice que «mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas puede cambiar el mundo. ¿Está vigente esta idea?

(Joan Manuel).- El libro presenta, en los destinatarios de las Cartas del Padre François, algunos ejemplos de ello. En realidad es la gente sin apellidos ni honores, la que une, convoca, ilusiona y genera recursos y valores… son los poderosos, de todos los tiempos, los que dividen, excluyen, corrompen y disimulan. Esta sentencia de Galeano se encuentra plenamente convalidada entre las páginas de esta obra.

  1. ¿Qué pensamientos del Iniciador de la Fraternidad, Henri François, han recuperado todo su sentido en tiempos de pandemia?

(Joan Manuel).- Dos ideas de su pensamiento tienen ahora pleno sentido. La primera de ellas es: “Juntos somos más…”. La pandemia ha puesto de manifiesto que, en el Planeta que habitamos, es imprescindible caminar juntos. No sirven las soluciones regionalistas, es necesario sentir la suerte de los demás como propia. Juntos no solo somos más fuertes y eficaces para luchar contra la pandemia y sus consecuencias, sino que, sin exclusiones, todos seremos más sabios, más humanos y más fraternos. Vacunar solo a los ricos no es más que otra de las locuras colectivas de un mundo injusto e insolidario. La segunda convicción de François que podemos subrayar tiene que ver con los cuidados: cuidarse para cuidar. Sentir el sufrimiento del otro como propio, disponerse a servir a los demás, hoy pasa por cuidar nuestra propia salud, recuperar hábitos saludables, reducir consumos contaminantes y compartir los recursos. En definitiva, luchar contra la pandemia empezando por lo más próximo, lo más cercano y los gestos cotidianos, dispuestos a dar y recibir, al mismo tiempo.

(José María).- Vivir de espaldas al sufrimiento es absurdo, tratar de convivir con él y hacerle frente aunando fortalezas es lo más inteligente. Vivir la fragilidad es un desafío que no podemos esquivar.

  1. ¿Podríamos decir que este libro es también un alegato contra la actitud, aun no superada, de asistencialismo paternalista con la discapacidad?

(José María).- Efectiva y pretendidamente. Presentamos una breve colección de sencillas cartas personales, escritas por un sacerdote enfermo, en los últimos cinco años de su vida y nos ofrece también un breve perfil de sus destinatarios, hombres y mujeres con enfermedad y/o grandes discapacidades. Todos ellos gravemente afectados, con severas e importantes limitaciones físicas. Todos toman las riendas de su propia historia y se convierten en protagonistas, derriban barreras interiores y externas y, por la fuerza de su testimonio personal, se convierten en líderes empáticos de otras muchas personas con discapacidad.

(Joan Manuel).- Esta es solo una breve muestra de testimonios personales. Son centenares de hombres y mujeres los que en aquellos años, se revelan y no se resignan a ser meros objetos de la compasión de los demás, a permanecer recluidos en sus domicilios y en hospitales de la época. Sin recursos ni medios técnicos iniciaron una organización que se extendió rápidamente para poner en pie y sacar del aislamiento a centenares de personas con discapacidad.

  1. ¿La comunidad se hace más importante todavía cuando hablamos de discapacidad?

(José María).- Aquel Movimiento de personas con discapacidad fue el embrión de las primeras asociaciones del colectivo que, como aquí en España, perduran en la mayoría de los países. Hoy todos estamos convencidos de que “nada se puede hacer por nosotros, sin contar con nosotros”. Aquellos primeros núcleos de personas con discapacidad dieron los primeros pasos, pero no los definitivos. Aún hoy sigue siendo necesaria la lucha por conseguir que no se decidan proyectos y directivas, supuestamente para mejorar la vida de los “dependientes”, que se gestan en los despachos sin escuchar a los afectados ni a sus asociaciones. El desafío de la participación y la inclusión sigue en pie.

5.- ¿Vivimos en una sociedad más solidaria ahora que cuando se fundó Frater?

(Joan Manuel) Vivimos una sociedad diferente. Afortunadamente evolucionada y en permanente dinamismo hacia una vida más digna y mejor que no deje en la “periferia” a los más vulnerables. Sin duda la solidaridad es hoy un factor determinante que ha encontrado su lugar en el desarrollo en nuestra cultura y en el desarrollo de los pueblos. Esto no significa en modo alguno que podemos detenernos en lo conquistado.

(José María) Efectivamente, sigue en pie la tarea de hacer realidad muchas de nuestras palabras y slogans, muchos personalismos e intereses se ocultan bajo la apariencia de la una auténtica solidaridad. La solidaridad sin justicia es un fraude, un peligroso y burdo maquillaje que blanquea y disfraza las injusticias y las desigualdades. Hay que seguir “escribiendo la historia” desde los últimos, y con los últimos.

 

En el siguiente Enlace se puede escuchar la entrevista de Cadena Cope de Castellón a Jose Maria Marín, https://youtu.be/lWX-7oDumzM

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